sábado, 6 de septiembre de 2014

Perù y Bolivia: Lago Titicaca


Dejamos Cuzco bastante tarde para irnos en bus nocturno a Puno, base para ver las islas peruanas del lago Titicaca.
Después de 7 horas en un bus muy cómodo, que le da mil vueltas a los españoles, llegamos a Puno muy temprano para empezar la excursión de dos días a tres islas, Uros, Amantaní y Taquile.


Primero visitamos las islas de los Uros, una población pre-inca que con la invasión inca dejaron tierra firme y se fueron a vivir a sus balsas de totora (junco), han evolucionado y ahora viven en islas flotantes hechas del mismo material. Realmente es una población peculiar e impresiona ver donde viven, ya que parece el escenario de una película.
Nos explicaron su forma de vida y como construyen las islas, cada 2-3 semanas tienen que cambiar el suelo y  cada 25 años tienen que hacerla entera porque la base se va pudriendo, menudo trabajo!
El conjunto de islas son como una ciudad donde tienen todo lo necesario, colegios, centro medico,  etc

Aunque todavía tiene cierto encanto es ya demasiado turístico. Hace unos 10 años solamente había unas 20 islas flotantes y ahora hay más del doble, ya os podéis imaginar que su mayor fuente de ingresos es el turismo, aunque también viven de la pesca y el trueque.

Ponemos rumbo a Amantaní, una isla a 3 horas en barco, donde fuimos acogidos por una familia local durante un día para una experiencia de 'turismo vivencial', un concepto muy interesante aunque de entrada pueda sonar un poco raro.

Nada más llegar a la isla nos reciben representantes de cada familia y  nos reparten en las casas..."Es como un deja vu, ...en mi mente recuerdos de  los viajes con el grupo de baile cuando nos repartían en las casas del grupo de intercambio :)"
Nuestra anfitriona es Emiliana, que nos recibe junto a su hija Melisa, de ojos muy vivos y algo tímida, sólo tiene 2 años.

Vamos caminando a su casa pero ni siquiera hay un camino, te empiezas a dar cuenta que no hay luz eléctrica, solo pequeñas placas solares y cuando llegamos a la casa vemos que tampoco hay agua corriente, tienen el patio lleno de barreños.
Son familias con pocos recursos que viven de la agricultura y el turismo principalmente, la isla apenas tiene infraestructuras y prácticamente todas las casas son de adobe.
Llegamos para comer así que nos tenían la comida preparada, todo estaba buenísimo. Comimos en la cocina, pero creo que nadie se la podría imaginar.
La cocina es una habitación con una mesa, no hay nevera y por supuesto tampoco televisión porque que la placa solar que tienen solo da para poder tener una bombilla encendida en la cocina por la noche y como mucho cargar un poco el teléfono móvil de los dos hijos mayores (ni luz, ni agua, ni tele pero que no falte un móvil...).  En una esquina tienen leña, cocinan directamente sobre ella y en el suelo tienen dos hornillos a gas. Es simplemente un cobertizo con el suelo de tierra.
Mientras comíamos empezaron a llegar los demás hijos del colegio, en total son 6: Melisa de 2, Braulio de 8, Fátima de 10, Nelson de 17 y Cinthya de 21. Tienen otra hija de 19 que está estudiando en Puno.
Aprovechamos el rato de la comida para hablar sobre la isla y sobre ellos, así también fuimos cojiendo confianza.

Después de comer nos liamos jugando con los hijos mas pequeños en el patio. Un simple avión de papel y un pequeño balón deshinchado nos tuvieron entretenidos un par de horas. Estas cosas te hacen reflexionar....... igualito que nuestros niños españoles de hoy en día...jejeje

A las 4 quedamos todo el grupo en la plaza para subir al templo de Pachatata y ver la puesta de sol, así que Fátima nos acompañó con el traje típico de la isla. Aunque parezca raro lo usan bastante, es como si en Galicia de vez en cuando fuéramos a trabajar o al colegio con el traje de gallega!.

La puesta de sol sobre el lago Titicaca fue impresionante, tan impresionante como el frío que empezó a llegar al anochecer.
Bajamos corriendo a la plaza donde nos esperaban las familias, todo estaba oscuro porque tampoco hay luz por la calle así que con nuestras linternas buscamos a Fátima y Braulio que nos vinieron a buscar.
Menudos dos trastos más divertidos, durante el camino a casa nos hicieron reír y al llegar nos bailaron durante un rato hasta la hora de cenar. Menudo frío en el patio......pero el cielo estrellado era alucinante, sin contaminación lumínica y a una altitud de 4000 m las estrellas se veían como nunca las habíamos visto.
Cenamos casi sin luz y otra vez tooodo buenísimo, no tendrán muchos recursos pero Emiliana cocina de maravilla.

Después de la cena nos vistieron con los trajes típicos y nos llevaron a una fiesta en el local social donde nos reunimos  todos los grupos para bailar sus músicas y tomar algo.... "otra vez recuerdos de los viajes del grupo, quienes lo han vivido saben de que hablo".

A las 10 nos fuimos a dormir, en la isla como no hay luz se guían por la luz solar, se acuestan pronto y se levantan con el amanecer.
Teníamos una habitacion para nosotros solos, a pesar del frío que hacía fuera dormimos muy bien.
Por la mañana nos aseamos un poco como los gatos porque tampoco tienen lavabo ni ducha, calientan agua en una tina y el resto pues ya os podéis imaginar. Tienen baño pero no cisterna y el papel lo tienes que tirar a una papelera.


Esto del papel es en todo Perú y Bolivia, nunca se tira el papel al water porque se atasca y siempre tienes que ir con un rollo de papel en el bolso porque casi seguro que a la mayoría sitio que vayas no hay papel.
Desayunamos rápido, un pancake y pan con mermelada porque  el barco salía a las 8 con rumbo a Taquile. Nos despedimos de la familia y la madre nos acompañó al puerto.

Fue una gran experiencia que nos hizo reflexionar bastante sobre la sociedad en que vivimos. Somos una  sociedad consumista que no valoramos lo que tenemos y probablemente la mayoría de lo que tenemos ni siquiera nos hace falta.



Llegamos a Taquile, una isla muy parecida a Amantaní pero con la gran peculiaridad de que los hombres son tejedores y se hacen sus propios gorros. Aprenden desde pequeños y te los puedes encontrar tejiendo en cualquier esquina de la isla.
Cuando el hombre es soltero el gorro es principalmente rojo y blanco, pero cuando esta casado es prácticamente todo rojo. Además la destreza a la hora de tejer es una señal para la mujer de quien será o no un buen marido. Las mujeres por su parte tejen para sus maridos los cinturones, hechos con lana y con su propio cabello.
Comimos en un restaurante con vistas al lago, el típico plato del  Titicaca, trucha  a la plancha y después nos esperaban 3 horas de barco para volver a Puno.
Esa noche quedamos para cenar y tomar unas cervecitas con Alejandro y Victoria,  unos amigos españoles que venían con nosotros en la excursión de las islas.
Puno no tiene nada interesante que ver así que muy temprano por la mañana cogimos el bus a Copacabana (ya en la parte boliviana del lago), para pasar allí el fin de semana de relax.
Cambiábamos de país por lo que nos toco pasar la frontera...menudo tumulto de gente, creo que nunca habíamos pasado una frontera así.

Copacabana es bastante animada pero tiene poco que ver, salvo las increíbles vistas del lago y las puestas de sol. Su principal atractivo es que es el punto de salida de las excursiones a las famosas islas del Sol y de la Luna.
Nosotros dedicamos este fin de semana a descansar, visitar la isla del sol, pasear por el pueblo y actualizar el blog.


Lo mejor fue el hotel donde nos quedamos, el hotel Las Olas. Se trata de unas pequeñas casitas en la ladera del cerro Calvario, con vistas al lago y un diseño muy original. Con estufa de leña para la noche, una cama enorme, una hamaca dentro de casa, y un jardincito fuera. Espectacular y lo mejor de todo...barato, estamos en Bolivia

Es la primera concesión que nos damos en el viaje, ya que hemos decidido de vez en cuando dedicar unos días de relax con más comodidades.


Visitamos la isla del Sol en una excursión que sale por la mañana y vuelve por la tarde a Copacabana, aunque la  verdad es que nuestra experiencia no fue nada buena.
El barco supuestamente nos tendría que haber dejado en el Norte de la isla durante un par de horas  y luego llevarnos al Sur para otras 2 horas antes de volver. Pero nuestro capitán le echó mucha cara y se dedicó a subir y bajar isleños en distintos puntos de la isla para sorpresa de todos.
Al final solo tuvimos una hora en el norte para visitar unas ruinas conocidas como el laberinto y la mesa ceremonial y de sacrificios, y menos de una hora en el sur donde habìa otras ruinas, que apenas nos dio tiempo a visitar, así que  nos quedó mucha pena porque lo poco que vimos  nos gustó bastante.


Ya nos habían avisado que en Bolivia llevan otro ritmo, aunque también hay que reconocer que todo es muucho màs barato. Para que os hagais una idea, la excursion a la isla nos salió a unos 4 euros cada uno.

Aun así disfrutamos mucho de nuestro fin de semana de relax y el lunes salimos destino La Paz con las pilas bien cargadas. Nos esperaban un par de días de mucho autobús y poco descanso......

Nos vemos en La Paz



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